Yo quiero a mi lado una persona que quiera salir de viaje de vez en cuando,
más de vez que de en cuando...
que disfrute de amaneceres lentos, largos, en silencio
de atardeceres vibrantes y mágicos, de esos que a cada segundo van cambiando.
Una persona que le regale poesías al instante, al viento, al beso
de esas que no hace falta escribirlas
por qué así son
únicas, sinceras, vivas.
Que por telepatía
se ponga una pava
con solo percibir el momento del día.
Que al aprontarle un mate
amargo y con espumita
No se me ría cuando le que cuente que mi abuela decía
que cuando la yerba así se ponía, es porque iba a llover...
que no me lo discuta, ni busque fuentes, que entienda la dulzura
del boca en boca.
Que no se asuste cuando chasquee los dedos,
cuando le pida permiso al fuego
y cuando le susurre rezos a un yuyo.
Cuando le cante humos a la casita o desaparezca al segundo día de mi lunita.
Que haga sus propios rituales y sus magias cotidianas. Que tenga secretitos de cocina y no me los diga, para que sigan siendo suyos y de los suyos...
que desvelemos a la luna llena con nuestras charlas, recuerdos y deseos.
Que cuando me ponga a bailar, baile conmigo
si así lo quiere...
O que baile consigo, y nos podamos sonreír con los ojos
y reír a carcajadas
de inventar un nuevo mundo solo con nuestras danzas.
Que cuando se meta en lo profundo de su ser
se abrace
se mime
y se ame.
Y cuando no pueda
que llore y patalee si hace falta,
que se vacíe por completo, que no sienta nada
para volver a sentir la esencia, la calma del alma, el sabor a casa.
Que sepa que aquí le espero con el corazón latiendo y los brazos abiertos.
Una persona que me cuente cuentos que su propia mente creó
y que no me hable de libros
y mucho menos de Don Juan
a menos que me haga un paralelismo con una vivencia, una emoción, un sueño o una visión.
Que me pueda hablar, cara a cara
corazón a corazón
ego a ego
alma a alma.
Que no se nos entremezclen...
pero que pueda hablarme.
Que me hable con amor, así le puedo entender...
y cuando no, que se banque mi ego dolido, mi niña interna pinchada, o la erupción volcánica de mis palabras. Que me conozca tanto, que sepa que no soy solo eso.
Que soy también el abrazo,
las caricias.
Que soy el perdón y el error, que estamos aprendiendo, que nadie nos enseñó a amar...
Que nadie nos enseñó a amarnos, y aún así, acá estamos
desbordandonos de todo
y qué abundancia más sagrada...
de silencios y respiraciones,
de escalofríos calientes
de imantaciones inexplicables
de besos conocidos, reencontrados
de lenguajes propios, inaudibles e inentendibles para quien se atreva a espiar
de cuerpos siendo cuerpos, cuerpas, canales
a un plano desconocido, a un universo infinito, inexplorado.
de amor haciéndose amor.
Yo quiero a mi lado una persona que quiera caminar conmigo, que no me lleve por delante, ni me tire para atrás.
Que si es necesario frenar, frenemos.
Que si es preciso abrir caminos, abrirlos.
Que si tenemos miedo, tengamos aún más amor.
Una persona que quiera, pero no del poseer, sino de afilar la voluntad, y de entender que el camino, como dicen por ahí, solo se hace al andar.
domingo, 10 de mayo de 2020
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