lunes, 21 de septiembre de 2020

Oniria al Demonio Azul

 Despierto inundada de esa sensación tan particularmente incómoda y familiar: 
la nostalgia de tu cuerpo, 
el anhelo del reencuentro, 
la utopía realizada en mis sueños. 

 Detrás de mis ojos se esconden:
un océano furioso,
un recuerdo borroso,
y en mi pecho, un incontrolable incendio.

 Me desespero ante tanta brutalidad de mis sentimientos:
el deseo desdichado, a la penitencia del inconsciente.
Mi humanidad me asquea, 
mi piloto automático, me aterra.

¿Dónde habíanse filtrado estas aguas,
que han producido en el cuerpo,
una considerable pérdida en las reservas? 
¿Cuál es el desvergonzado plan del ángel que mezcla las aguas?

¡Qué bronca y qué pereza!
Hay personas que se te clavan en la mirada, 
otras en el alma,
y otras en las letras.

Se intoxican mis venas
ante la penumbra de tu abrazo
y el fulgor de mi acercamiento.


 

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