miércoles, 4 de abril de 2018

La selva muda


Respiraba en donde se vuela tan alto que las nubes se convierten en montañas. Era en ese lugar, costumbre subir a la copa de los árboles para luego trepar hacia la raíz.
Entre las escaleras del cerro se hallaban selvas tan fértiles que si la muerte caminara sobre ellas, volvería a ser vida.
Era en ese lugar, donde las verduras vibraban y el monte latía, y si llovía, el agua drenaba tan rápido que debía de diluviar constantemente y aun así, no se inundaría.
Y sin pedirlo, en un instante eterno sin tiempo, se levantó para descansar y al cerrar los ojos, despertó. Comenzó a bucear en búsqueda de mensajes en botellas, sumergidos en el fondo del mar. Dentro de un barco hundido, se encontró con una serpiente que sangraba ríos. La serpiente le reveló (en lenguas inversas) que si abría los ojos, se dormiría para siempre.
Sin querer despertar, comenzó a sembrar serpientes silenciosas, sombrías y ambarinas (que solían ser sangre) para convertirse en tierra (que solía ser océano).
Y así fue, como jamás faltó agua para las selvas.

Cafayate 2018

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