Las palabras llegan hasta un punto y luego viene dios.
He preferido arder en el infierno que ahogarme en las
profundidades.
El océano se vuelve mártir y lloro mares. Por eso las
lágrimas son saladas.
Naufraga, me arrastro hacia una caverna donde los
sonidos se apagan, excepto, el de un lápiz escribiendo una verdad contra el
papel.
Las palabras llegan hasta un punto y luego viene dios.
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