miércoles, 4 de abril de 2018


Veintiún asesinos de la piel se atreven a usurpar el espacio.
Luego de atravesar La noche de las mil lluvias, llegó la luna menguante y nadie descansó.
Amanecer vomitando la pena de ayer parece ser clave.
Un fuego resurge sin dejarse olvidar, y los pájaros madrugadores cantan al filo del alba. Me pregunto si no habrán oído el lamento incesante de un lobo, que el monte no dejó escapar. Al menos eso fue lo que a mí, me robó el sueño.

 Amaicha del Valle FEB 2018.



Me quede sorda de tantas palabras mudas. Lo siguiente que recuerdo fue sentir mis pasos sobre la tierra reseca. Me aleje, caminando entre piedras.

Amaicha del Valle, Tucumán.


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