Veintiún asesinos de la piel se atreven a usurpar
el espacio.
Luego de atravesar La noche de las mil lluvias,
llegó la luna menguante y nadie descansó.
Amanecer vomitando la pena de ayer parece ser
clave.
Un fuego resurge sin dejarse olvidar, y los pájaros
madrugadores cantan al filo del alba. Me pregunto si no habrán oído el lamento incesante
de un lobo, que el monte no dejó escapar. Al menos eso fue lo que a mí, me robó
el sueño.
Amaicha del Valle FEB 2018.
Me quede sorda de tantas palabras mudas. Lo siguiente
que recuerdo fue sentir mis pasos sobre la tierra reseca. Me aleje, caminando
entre piedras.
Amaicha del Valle, Tucumán.
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