sábado, 21 de julio de 2018

Violines de lluvia

La mar clama la sal
que algún dia la codicia le quitó,
y la pérdida de la luz solar,
me hizo ver los grises en el azul.

El vuelo alborotado hace de bienvenida
a la presencia revuelta
Y los pájaros jurásicos descansan
en el agua calma y cristalina, dónde lo plateado formó existencia.

¿No es curioso, que vuelen y no toquen tierra, pero descansar en el agua calma y cristalina, aquella que no deja de resonar los movimientos solo para los oídos que clamen, por la calma de la mar?

...

La franqueza de los caballos
detona la arrogancia de dominar un alma.
Camino por Copacabana,
dónde la mujer vigila
mientras el hombre, se descansa.

Los niños que solían jugar con patos, ahora con tucanes lo hacen.
Y se hace real,
que todo lo de aqui, es igual a lo de alla.
Quien ahora lo mira, ¿es lo que fué?.

Ahora los niños comen gotas de lluvia hechas nieve.
El frío nos congela, en nuestra caída hacia la tierra.
¿Aprendiste a ser el agua calma y cristalina que sos?.

El amarillo de las rosas
revive a los muertos,
y con la bendición del agua, la alegría se hace canción.

Entonces, ¿Cómo fue que aquí llegaste, sin nadar?
Ya no es volar ante un abismo, sino sumergirse y respirar.

Soñé con Puno.



Copacabana, Bolivia
Julio 2018










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