comienzo a percibir
cómo se expanden los límites del cuerpo.
Me dejo llevar por el vaivén del repirar,
ahora soy,
la espuma filtrándose en la arena húmeda
de una desconocida costa.
En mi letargo, una taza de café es un oasis. No estoy sola. Junto a ellas buscamos una cafetería. Entre árboles, se esconden unas escaleras ...
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