miércoles, 9 de mayo de 2018

Fue el monte el que te despertó cada día
mientras yo amanecía entre cemento y cenizas
y las bocinas
me aturdían
Y en la calle, era esclava de la tiranía 
del machismo
Se adueñaron de mi cuerpo y mis sentidos.
Me mezcle entre multitudes 
escondí mis pasiones e inventé nuevas actitudes.
Se lo creyeron, creyeron conocerme y comenzaron a quererme 
me abrazaron 
otra pieza del sistema que se queda quieta esperando que la muevan.
Me vendieron 
la felicidad en un frasco y la compré con entusiasmo 
me vestía como me decían para vivir una vida que no era mía
era de ellos y yo respondía 
a un jefe que babeaba por mi alma
y con ganas
yo aceptaba que respiren de mi aire por un sueldo.
Qué extraño 
me sentía libre cuando contaba los centavos y los gastaba
en venenos 
que ellos me vendían como comida 
y me enfermaba 
pero para eso hay pastillas 
que apaguen los sonidos 
que mi cuerpo expresaba gritos 
"Me están matando y vos creés que te están curando".

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