lunes, 18 de marzo de 2019

6

/Estoy tan cansada de escribirte cartas y quemarlas para sentirme libre de vos. ¿A cuántas cartas hechas llamas se deja de sentir?
/No doy una pregunta clara.
Cada vez que te veo me pierdo a la vez que me encuentro.
/Si pudieras leer estas palabras ¿Qué sentirías? Porque al escribirlas puedo sentir como por entera me convierto en un obscuro océano agitado por una tormenta eléctrica.
/Al despedirte, me despedí de ciertas posiblidades. Y este amor tan egoísta que te tengo te hace reaparecer como un embrujo conjurado por un ser demasiado maligno.
/No suelo ser del tipo que ve bendiciones en los respirares.
/Tuve una parálisis. A mi izquierda, una sombra demasiado negra estaba acercándose, no tuve el valor de mirarla. Una voz me dijo que si lo hacía, desaparecería, cómo todos los miedos...
La dureza de mi cuerpo,
el fuego en mis manos,
el latir de mis párpados
y la presión en mi pecho.
/Camino tres cuadras
y me tiemblan las piernas ante la posibilidad de cruzarte.
¿A qué rincón de la tierra debería exiliarme?
/Tengo tus memorias tan presentes como el correr de la tinta en esta carta.
/El miedo inexplicable de tenerte en mi vida.
/Ya no puedo pensar si todo esto es karmático, no soy un ser pragmático y menos simplista. Le ando dando vueltas al aire solo porque puedo.
No sé si es una guerra de egos, o si estoy tan desquiciada como para seguir queriendote.
Ninguna situación fue el límite. Ninguno estableció un límite.
Y ahora que acá estamos, se me hace todo
un torbellino demasiado veloz como para tomar consciencia del siguiente paso.
/Veo a la gente pasar y me pregunto si soy la única, simplemente, porque la intensidad se me hace carne.
/Las 18.36 (9) son las horas de mi muerte. Dejo de ser y aclamo en mis adentros con fervor, que por favor, el tiempo se consuma y así, también mi condena.
/Desde que te amé, cambié tanto.
Cómo si desde esa mirada que me traicionó y te coronó, algo se hubiese activado.
Tengo la certeza de, que quién enamorado, no vuelve a ver la vida de la misma manera, ni nada vuelve a ser lo que era.
Estoy segura porque sino me paso en la primer media hora, no me sucederá aunque dure media hora y un minuto más.
/Miles de kilómetros literales, y aún así, cuando te sentía, indudablemente aparecías.
/Te extraño demasiado...
Quedé devastada.
/Si él es el diablo, yo cometo pecado.
/Estoy tan cansada de estar.
No me sale.
No siento mi poder y mi fuerza.
Soy frágil a tus manos y se rompen todas mis venas.
/Deseé tanto que fueran otras manos la que tú piel acariciaran, y sin embargo, acá estamos... Otra vez, otra carta, y vuelvo a ser la adicta a la morfina de tus abrazos.
/Es tan dulce volver a saborearte.
/Creo que fue la última vez,
no sé
si herí demasiado a tu ego por exigencias que demuestran la persona intolerante y ambiciosa que soy.
Lo quiero todo y ya con vos, y vos
sos lento como el paso del tiempo
durante el sufrimiento.
/Un par de cuerdas cuentan:
Fumar y hacernos el amor con paciencia.
Viajar, embarcarnos en todas las maneras habidas, por haber y las que inventemos.
Acaraciarte en la próxima lunación.
Que me veas entera y brillante.
Sentir la plenitud del espacio...
Una nueva tierra.
De tu mano, una flor selvática en mi pelo.
El amor bailando.
Tengo tantas ganas de reconocerte.
Ver tus ojos al contarte mis sueños.
Y si no, si no sé o si nada...
me gustaría saberlo, para entonces así dejes de invadir mis sueños.
/Te amo tanto que el tiempo no me alcanza para contarlo,
/sin embargo,
el viento de poco se lo va llevando
en otra carta en llamas.

(1).

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