lunes, 9 de diciembre de 2019

7


Ahora soy
la melodía proveniente de un sitar
entremezclándose con inentendibles letras de un alfabeto extraño.
Se fue de mi cuerpo la abducción de la masa corporal,
soy todo lo que tengo en este mundo de caminantes...
ciempiés humanos acelerados,
extravagantes y disonantes insectos.
Respeto hacia los mayores androides
que han sido construidos con el mero fin de dejarnos aquí buscando,
nada mas que buscando la misericordia de algún dios inexistente.
¿Qué nos ha pasado que de pronto, tan de repente, nos alejamos del líquido principal que es nuestro propio alimento? ¿Qué hemos estado haciendo?
Después de tantas guerras, hemos vuelto hacia el inicio de la era
y ahora
solo queda dejarse llevar por lo que algunos llaman sensorialidad.
Quizás, después de tantos agigantados pasos errados,
nos regalemos un deseo:
sentir imparcialidad.

Desgaste emocional,
tantos dichos no dichos,
tantas verdades ocultas a la mayoría.
Solo es una espina en la espina dorsal del planeta.
Dame un poco de agua, un respiro de la existencia.
¿Dónde están las letras? ¿¿¿Dónde???

Se mira por dentro para encontrar un poco de paz,
se mira por fuera para hallar verdad.
Reconocer los encuentros,
ver a través de los miedos.
Perdonar es divino ante toda humanidad, perdonar es divino.
Kilómetros aislados, cuando en realidad
estaba todo acá, en mis manos.

Vuelvo a mi humanidad,
a mis palabras con pensamiento,
y entre tanto, tanto, tanto desvelo,
paz.

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