He concluido que no existen reparaciones para los impactos ambientales. Solo nos queda apostar a un cambio radical de paradigma social. Esto implica la más grande revolución nunca antes vivida. La re-evolución del ser extractivista.
Habiendo nacido en tierras abonadas con penas de exiliados, condenados y tiranos, el surgimiento de una voz por generaciones sectorizada a los estratos más acallados y la fatigada inocencia de la tolerancia, comienzan por inundar el universo fuera de un vaso hace años ya colmado.
Gotas gordas de sangre se filtran desde el húmedo y pantanal suelo hasta el reverdecido monte, expandiéndose a través de los pasos felinos, interrumpidos, obstinados de quién se entrega a un camino donde el futuro, presente y pasado son lo mismo... a menos que surja en cada conciencia una incómoda pregunta: "¿Esto es un sueño?".
jueves, 26 de diciembre de 2019
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