Quisiera que,
al contacto de mi mano,
mi piel se estirara.
Pero no como un acto desesperado de difuminar la experiencia y atarme a la jovialidad,
sino que,
literalmente mi piel y mis huesos se estiraran:
entonces mi cuello sería tan largo y tan serpenteante,
que una bocanada de aire duraría toda una vida.
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"El tiempo, pasado a través del prisma del individuo, un flujo temporal que se estira, se expande, se retrae y no se puede aprehender externamente". (Vincent, para xulux.fr).
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