lunes, 28 de enero de 2019

Dicen

Me han dicho que
fui concebida con intención
de apego y retención,
así que hoy
empiezo a darme cuenta de mi naturaleza.

Soy el nombre duplicado y la vida perdida.
Soy a quien llaman para ganar un concurso que les da vergüenza.

Soy la que en los primeros años de vida
se convirtió en nostalgia
para dejar de ser y hacer,
para convertirse
en observadora y nada más.

Soy esas ganas enfermizas de que te quedes un rato más, aunque yo no te quiera a mi lado ni vos te quieras quedar.

Soy una de las tantas posibilidades
que no tenía que haber sido.
Soy esa mala suerte que maldigo cuando digo: "eso que nunca pasa, me pasa a mí".

Soy como este pasto que ahora tengo enfrente,
que parece brillar,
pero en realidad es decoloración producto de la acidez
del meo de una perra menstruante.

Soy lo picante de un budín
que se suponía debía de ser dulce.
Soy la falta de las ganas por vivir
y el desinterés por morir.

Soy la enfermedad de mis progenitores
y la frustración de mis antecesores.
La piel reseca y la marca en la tierra
ante la desaparición de un limonero.

Soy los secretos más turbios y mejor guardados y lo inconstante por el cambio climático.

Soy el desorden continuo y los continuos revoques de pared
de una casa que se cae a pedazos.

Soy un desastre
caminante
y silencioso,
que oscila entre perderse de vista
o ser el calor más abombante
resultado de un sol demasiado brillante.

Soy un animal abandonado
que nunca jamas debía de haber sido adoptado.

El arrepentimiento ante mi presencia...
El lujo de los ricos que se sienten bien regalando limosna.

Soy el perdón del cura
ante las vergüenzas que absorbe un confesionario,
al que nunca volví
ni volveré.
Soy este motor de mierda que no deja de sonar pero es necesario.

Y aun así, sin poder dejar de ser
dejo de ser
y muero en este atardecer,
sabiendo que no moriré más que en este instante,
no hoy ni mañana,
Aunque lo desee desde mis entrañas.
Porque a pesar de todo mi sangre sigue siendo objeto de deseo de todos, hasta para aquellos que todos consideran "malditos",
porque tengo una fuerza inmensa
que hasta a veces me pesa más de lo que me libera,
porque mi capacidad de observar la realidad tiene más magia que los sueños que me invaden en esta habitación del recuerdo.


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