Desnudar el alma a través de las palabras.
martes, 26 de enero de 2021
lunes, 25 de enero de 2021
Solía pensar que el crecimiento, que el camino hacia la adultez, tenía que ver con cuentas a pagar, trabajos que adviertan cierto estilo de vida (con el privilegio de condiciones que nos permitan elegir), con la formación de una pareja "estable" sin preguntar tanto que significa eso, con procrear, con mantener la salud física, con divertirse de vez en cuando pero justo lo que se debería... y sí, un poco tiene que ver con todo esto y aún más, pero no esencialmente. Hay tanto más, y tanto más profundo, que no nos haría mal a las generaciones que estuvimos entrando y entrarán en esta etapa, un poco más de información. Para así adentrarnos con un poco más de claridad... o eso me hubiera gustado que se me dijera, o es lo que me gustaría compartir.
Me he convertido en mi propia salvadora. Ningún dios, ningún ángel vino a salvarme cuando rogué por asistencia. Al final del asunto, dentro de los pozos más inhóspitos, sumergida en las aguas más turbias y densas, en los desiertos donde los rayos del sol encienden la tierra, estaba yo y nadie más que yo, y éste es el viaje más difícil que sigo atravesando. Creo que la parte más dura, la más incomprensible, sucede cuando nuestra vida se ve tan afectada y moldeada por las decisiones de otras personas. Que no se malentienda, en general, no suelo delegar mis decisiones a los demás... aunque sí escucho visiones ajenas. Me refiero a esas decisiones que personalmente han elegido terceros, que directamente nos afectan, sobre todo en la niñez o en momentos de confusión, estando tan sensibles al entorno. No quiero referirme desde un lugar de resentimiento y juzgamiento, aunque así pueda sonar. Sino más bien, desde un lugar de espectadora de mi propia vida, en relación con la vida de los demás.
La duda, ha conformado y delimitado más caminos de los que me gustaría haber tomado, y es parte de mi crecimiento, dejar de dudar. Pero qué difícil es dejar de dudar, cuando ciertas decisiones en el presente, tiene tantas posibilidades de generar universos en el futuro inmediato y lejano... y cuántas de esas posibilidades, por más que lo intentemos, no se nos ocurren o no son conscientes. Y aún más difícil cuando sabemos que es el dolor, quién guiará todos esos imaginados caminos.
En este momento, una grieta se ha abierto. Puedo imaginar realidades paralelas, puedo tratar de ver la red que forma el todo (aunque no sé si realmente me acerco), y sin embargo, este lugar tan cómodo que es la duda convertida en hogar, comienza por paralizar mis piernas. Entonces comprendo, la necesidad del tiempo dilatado, no para sobrepensar y dar vueltas, sino para tratar de decidir con cierta consciencia.
La ansiedad, como contraparte, me juega siempre una mala pasada. ¿Cómo se abandonan los viejos hábitos que en algún momento nos han permitido sobrevivir?. ¿Se puede confiar en la impulsividad de una acción contraria a la conocida?. En el camino de la adultez, ¿existen las treguas de la vida?.
Algunos temas de los que me hubiera gustado ser advertida son los siguientes:
- La certeza de que las certezas se posicionarán sobre la torre cayendo.
- El movimiento es lo único constante. Aplica para los hogares, los gustos, pero sobre todo, para las personas. Y al ser ésta la constante, es imposible tratar de limitar el movimiento, además de ser un acto egoísta y carente. Aplica, sobre todo, a nosotrxs mismxs.
- La sorpresa es el vehículo de la pasión.
- La pasión puede ser la perdición si se la idealiza.
- Cuando se cree que no se puede, casi seguro se pueda más, pero el poder más queda en vos.
- Está permitido abandonar el juego cuando éste duele. Y es menester, saber las reglas del juego antes de jugar.
- Nunca sabremos por entero, las victorias y las guerras de las demás personas. La única pista, son sus ojos y nuestra vibración, lo más despersonalizada posible.
- Los cuidados no son cuidados si son mentiras.
- La verdad es una percepción subjetiva, y aunque tengamos la múltiples verdades, será imposible acceder a esta, si no escuchamos con el corazón.
- Más que suponer, como me dijo una amiga, no deberíamos accionar mediante la suposición de lo que deberíamos hacer.
- Nuestro espíritu querrá expresarse en muchas oportunidades, casi en la mayoría de las veces, aunque el patova del ego esté en la puerta. Esto puede traer, en lo que conozco, dos eventos: rechazo, por el peso que nos da nuestra propia mirada ajena, y el alivio que encarna el disfrute de dejarse ser y ver.
- Las verdades a veces duelen, pero siempre alivian.
- Por cada velo que se cae, rebrota una semilla que parecía inexistente.
- No hay ángeles, pero hay tesoros que son personas, y llegan sin la búsqueda de los mismos.
- La muerte es repentina. La vida también.
- Cuando el deseo sucede desde el centro de poder, no llevarlo a cabo, puede enfermarnos muy seriamente.
- El corazón puede doler, pero no durará por siempre, aunque parezca imposible de creer. Que no dure, no significa que desaparezca.
- El ser humanx necesita aire clarito, agua pura y amplitud en la visión.
- La zona de confort es la zona de incomodidad. El acostumbramiento es la mayor ilusión.
- La danza expresa libertades encerradas.
- Los miedos pueden ser puertas o ventanas o túneles o laberintos.
- El decreto mental existe.
- Las máscaras existen.
Si yo hubiera sabido todo esto, ¿realmente hubiera crecido?. ¿O es este el camino que nos dijeron que íbamos a transitar?.
martes, 19 de enero de 2021
Burrito pal mate
Tomá
me dice, mientras me entrega un paquetito con yuyos dentro,
burrito pal mate.
Recibo la bolsa, agradezco, y mientras huelo... pienso: "Y sí, burrito pal mate. Porque todo el mundo sabe que el burrito va pal mate". Pienso, en cuántas cosas sabemos que van de una manera o de otra, (aunque el burrito vaya mucho más que para el mate).
A mí no me gusta el mate con yuyos. Osea, no me disgusta, lo acepto y disfruto muy de vez en cuando, y solo unos pares de mates, y depende la mano. Pero en realidad, no lo prefiero. Me gusta el mate amargo, de una yerba en particular, y sí estoy en otro universo, me gusta con un poco de café, y un poco de azúcar, porque me hace acordar a la primera vez que tomé un mate cafeinado, con mi abuela.
"Como cambian los gustos", me digo, mientras recuerdo las épocas oscuras en que tomaba mate con yerba cbc de hierbas serranas, y la asqueada que me pegué. Quizá por eso ahora no me gusta tanto el mate con yuyos, aunque una cosa es muy distinta a la otra. Y entre los cambios de gustos, pienso en todos los gustos que cambié y en los que no, como el helado, que me gusta de chocolates bien intensos y dulce de leche granizado, y nada más. Trato de rememorarme que otras cosas en mí se mantienen igual con el correr de los años, y se me dificulta demasiado la tarea, entonces prosigo hacia los pequeños cambios que han acontecido:
- Las telas me gustan viejas, ya que son las más suaves y perdurables, con los mejores estampados, y los cortes más originales.
- La casa me gusta limpia, lo más que se pueda. Con plantas de interior y yuyos colgando.
- Los sueños me gustan cuando hay presencia de animales que, por suerte, son la mayoría.
- La mañana me gusta en silencio y deshabitada, o sino, durmiendo.
- La tarde me gusta.
- El aire me gusta fresco y frío, en cualquier estación del año.
- La tierra me gusta monteada, libre y mojada. seca y espinuda, alta e inalcanzable, con secretos y dibujos.
- La música me gusta nueva y sorprendente, y también con historia y reliquias.
- Los poemas me gustan desconocidos, y los cuentos, fantásticos.
- Las historias me gustan contadas en primera persona, y en lo posible, cara a cara.
- La comida me gusta casera, siempre. Y con el ingrediente secreto de mi abuela, que es parte de todes aunque algunes no lo sepan. Casera y degustada por vez primera.
- Los abrazos me gustan íntimos.
- Los animales libres.
- Las personas me gustan transparentes y cuidadosas, y por sobretodo, conocedoras de sí mismas.
- Las noches me gustan despierta, con estrellas, y a veces, con tormenta.
- Los besos me gustan lentos.
- La mente me gusta descubridora y puesta en jaque.
- El cuerpo me gusta bailando y haciendo el amor, en ese orden.
- La piel me gusta suave, fresca por el río, y cálida por el sol.
- El mate me gusta cebarlo con la pava.
- El fuego me gusta lejos del monte nativo.
- La ruta me gusta desierta por momentos, solo para admirarla.
- Las montañas altas, para que me pongan en sintonía y medida real.
- Las charlas me gustan sinceras.
- Las manos me gustan haciendo ideas.
- Las canciones me gustan sentidas.
- La vida me gusta sentida.
- Los sentidos me gustan a flor de piel.
- Los sentimientos me gustan a flor de miel.
- Los espacios me gustan amplios.
- Los viajes me gustan a paso lento.
- Las películas me gustan en la cama.
- Las verduras me gustan de la huerta.
- Los pensamientos me gustan volando y rizomáticos.
y el burrito, me gusta floreciendo en el monte.
sábado, 9 de enero de 2021
Secretos mal guardados I
¿Quién se ha creído dueño de mi vida para moldearme de tal manera que, al mirarme al espejo, no veo un reflejo? Desesperadamente busco en todas las formas, simbologías y significados que engloban la palabra espejo, una parte de mí. Aunque sea un retazo de mí... y nada veo. Tal vez mi existencia se ha perdido en algún recoveco de la psique de algún extraño. Tal vez estas manos no sean mías. Tampoco será mío todo lo que creo saber mío, saborear mío. ¿Quién se ha atrevido?
Mi libertad fue vendida al peor postor.
Empiezo a dudar de mi mente. Como si estuviera atrapada en un búnker en lo profundo de la húmeda tierra, en este encierro, mi mente (además de mí misma) se torna mi desconocido carcelero, mi alimento y mi tiempo, el propio búnker, y la húmeda tierra también... una compañera única. Y allá afuera, del afuera que debo suponer, una vida aún más desconocida que mi carcelero, sucede, y de todos los vivientes, ninguno se percata de mi sentir.
Hace un rato fui a cosechar yuyos para hacer más sueños, y en el medio del monte nativo, entre tanta vida... me deslicé por el suelo llovido, y no sentí nada.
viernes, 8 de enero de 2021
Kronos
Todo lo que vi, todo lo que soñé.
Los personajes idílicos que alguna vez, en el umbral, interpreté.
Las cientos de imágenes que mi cerebro ha interiorizado.
Todo para este momento,
este preciso,
precioso momento,
en el que soy, en parte, quien quería ser.
La otra parte, es la densa autoexigencia que me corrompe el necesario descanso. Lo banaliza, categoriza, le pone precio a mi cabeza. Me retrae a siglos pasados, donde el corsé era lo que me quitaba el aire, pero nunca la desobediencia, pues la videncia hacía estragos. (Dentro del corsé, también podían esconderse objetos preciados, o herramientas necesarias para la supervivencia. No se reconoce mucha diferencia a hoy día).
Las músicas se mezclan, los orígenes también.
La emoción continúa haciéndose latidos.
Advertencia: La certeza puede doler.
Tengo que volver a viajar.
La tierra me queda chica, el tiempo me queda chico. Les humanoides también.
Sin embargo, me esfuerzo.
El elixir de vida me detiene en el tiempo... puedo ver un futuro que deseo: más elixir, más vida. Más nobleza en las sensaciones y en los sabores. No me interesan vacías cuantías. Puedo con el período de abstinencia, pero debe ser equilibrado, en algún momento, con su exceso como contracara... con la dosis justa. Ya no puedo mendigar el conocimiento previo, no puedo abandonarme por entera hacia la incertidumbre, que no tendrá que ver con el asombro y sorpresa, sino que es parte de la conformación personal la que hace necesaria la previa atención interior, el análisis de las posibilidades.
Sin prisa, aguardo, como lo hace la Reina de la noche, y de la selva.
Aguardo simplemente,
al preciso,
al precioso momento, en el que soy quien quiero ser.
Qué peligro la romantización de la vida.
No quiero olvidarme, por eso cuelga un viejo vestido en la pared de mi habitación. ¿Podré ser capaz de elegir mis recuerdos?. No por escapatoria a los hechos de la vida, sino por supervivencia.
¿Por qué en mi hogar siempre co-existe tanta gente?.
¿Quién me espía del otro lado de mi ventana?.
Ojalá las plantas sobrevivan a mí.
¿Cómo se hace para desapegarse de la historia,
sin correr riesgo de volver a escribirla,
con sangre en la tinta?.
¿Es posible, borrarse a sí misma, y no hacerse cargo del dolor ajeno? Cuando es el dolor ajeno el que más duele...
¿Podré ser capaz de no hablar de mí?.
jueves, 7 de enero de 2021
(La/El/Un/Una) últim@ mañana
Veo
el movimiento de los músculos de tu cara,
veo tus poros,
tu sombra,
tu prohibida piel que se desarma sin etiqueta,
tu respiración en calma
y los espasmos de tus dedos.
Sin embargo,
tu piel no brilla,
tus ojos no sueñan
y la voz de tu alma, se esconde.
lunes, 4 de enero de 2021
3-1-21
Quisiera que,
al contacto de mi mano,
mi piel se estirara.
Pero no como un acto desesperado de difuminar la experiencia y atarme a la jovialidad,
sino que,
literalmente mi piel y mis huesos se estiraran:
entonces mi cuello sería tan largo y tan serpenteante,
que una bocanada de aire duraría toda una vida.
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"El tiempo, pasado a través del prisma del individuo, un flujo temporal que se estira, se expande, se retrae y no se puede aprehender externamente". (Vincent, para xulux.fr).
En mi letargo, una taza de café es un oasis. No estoy sola. Junto a ellas buscamos una cafetería. Entre árboles, se esconden unas escaleras ...
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Un pequeño cisne se abre paso y vuelo desde la copa de un quebracho juvenil. Todavía queda monte... Se respira un viento cálido que hace ...
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(I) Un mundo (a)parte (a)fuera de mí. Yo soy como ese borde frágil de una hoja de papel que, ante un brutal descuido, te corta, ...
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Se lo que dí me detuve a amarte